PADRENUESTRO III parte


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Mi fe esta puesta en ti:
" EL PADRENUESTRO 
 "


"Hagase tu voluntad, como en el cielo, asi tambien en la tierra".

La voluntad de Dios se expresa en los preceptos de su sagrada ley, y los principios de esta ley son los principios del cielo. Los angeles que alli residen no alcanzan conocimiento mas alto que el saber la voluntad de Dios, y el hacer esa voluntad es el servicio mas alto en que puedan ocupar sus facultades.
En el cielo no se sirve con espiritu legalista. Cuando Satanas se rebele contra la ley de Jehova, la nocion de que habra una ley sorprendi a los angeles casi como algo en que no habian sonado antes. En su ministerio, los angeles no son como siervos, sino como hijos. Hay perfecta unidad entre ellos y su Creador. La obediencia no es trabajo penoso para ellos. El amor a Dios hace de su servicio un gozo. Asi sucede tambien con toda alma en la cual mora Cristo, la esperanza de gloria. Ella repite lo que dijo el: "Me complazco en hacer tu voluntad, oh Dios mio, y tu ley esta en medio de mi corazon".

Al orar: "Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, asi tambien en la tierra", se pide que el reino del mal en este mundo termine, que el pecado sea destruido para siempre, y que se establezca el reino de la justicia. Entonces, asi como en el cielo, se cumplira en la tierra "todo su bondadoso beneplacito"


"El pan nuestro de cada dia, danoslo hoy"

La primera mitad de la oracion que Jesus nos enseño tiene que ver con el nombre, el reino y la voluntad de Dios: que sea honrado su nombre, establecido su reino y hecha su voluntad. Y asi, cuando hayamos hecho del servicio de Dios nuestro primer interes, podremos pedir que nuestras propias necesidades sean suplidas y tener la confianza de que lo seran. Si hemos renunciado al yo y nos hemos entregado a Cristo, somos miembros de la familia de Dios, y todo cuanto hay en la casa del Padre es nuestro. Se nos ofrecen todos los tesoros de Dios, tanto en el mundo actual como en el venidero. El ministerio de los angeles, el don del Espiritu, las labores de los siervos, todas estas cosas son para nosotros. El mundo, con cuanto contiene, es nuestro en la medida en que pueda beneficiamos. Aun la enemistad de los malos resultara una bendicion, porque nos disciplinara para entrar en los cielos. Si somos "de Cristo", "todo" es nuestro. Por ahora somos como hijos que aun no disfrutan de su herencia. Dios no nos confia nuestro precioso legado, no sea que Satanas nos engañe con sus artificios astutos, como engaño a la primera pareja en el Eden. Cristo lo guarda seguro para nosotros fuera del alcance del despojador. Como hijos, recibiremos dia tras dia lo que necesitamos para el presente. Diariamente debemos pedir: "El pan nuestro de cada dia, danoslo hoy". No nos desalentemos si no tenemos bastante para mañana.

 Su promesa es segura: "Viviras en la tierra, y en verdad seras alimentado". Dice David: "Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan". El mismo Dios que envio los cuervos para dar pan a Elias, cerca del arroyo de Querit, no descuidar a ninguno de sus hijos fieles y abnegados. Del que anda en la justicia se ha escrito: "Se le dara su pan, y sus aguas seran seguras". "No seran avergonzados en el mal tiempo, y en los dias de hambre seran saciados". "El que no escatima ni a su propio Hijo, sino que lo entrego por todos nosotros,  como no nos dara tambien con el todas las cosas?" El que alivia los cuidados y ansiedades de su madre viuda y lo ayuda a sostener la familia en Nazaret, simpatiza con toda madre en la lucha para proveer alimento a sus hijos. Quien se compadecio de las multitudes porque "estaban desamparadas y dispersas", sigue teniendo compasion de los pobres que sufren. Les extiende la mano para bendecirlos, y en la misma plegaria que dio a sus discipulos nos enseña a acordarnos de los pobres.


Al orar: "El pan nuestro de cada dia, danoslo hoy"
 pedimos para los demas tanto como para nosotros mismos. Reconocemos que lo que Dios nos da no es para nosotros solos. Dios nos lo confia para que alimentemos a los hambrientos. De su bondad ha hecho provision para el pobre. Dice: "Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos. . . Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; y seras bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te sera recompensado en la resurreccion de los justos". "Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundais para toda buena obra". "El que siembra escasamente, tambien segara escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente tambien segara".
La oracion por el pan cotidiano incluye no solamente el alimento para sostener el cuerpo, sino tambien el pan espiritual que nutrire el alma para vida eterna. Nos dice Jesus: "Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece". "Yo soy el pan vivo que descendio del cielo; si alguno comiere de este pan, vivira para siempre". Nuestro Salvador es el pan de vida; cuando miramos su amor y lo recibimos en el alma, comemos el pan que desciende del cielo.
Recibimos a Cristo por su Palabra, y se nos da el Espiritu Santo para abrir la Palabra de Dios a nuestro entendimiento y hacer penetrar sus verdades en nuestro corazon. Hemos de orar dia tras dia para que, mientras leemos su Palabra, Dios nos envie su Espiritu con el fin de revelarnos la verdad que fortalecera nuestras almas para las necesidades del dia.
Al enseñarnos a pedir cada dia lo que necesitamos, tanto las bendiciones temporales como las espirituales, Dios desea alcanzar un proposito para beneficio nuestro. Quiere que sintamos cuanto dependemos de su cuidado constante, porque procura atraernos a una comunion intima con el. En esta comunion con Cristo, mediante la oracion y el estudio de las verdades grandes y preciosas de su Palabra, seremos alimentados como almas con hambre; como almas sedientas seremos refrescados en la fuente de la vida.

"Perdonanos nuestras deudas, como tambien nosotros perdonamos a nuestros deudores".

Jesús enseña que podemos recibir el perdon de Dios solamente en la medida en que nosotros mismos perdonamos a los demas. El amor de Dios es lo que nos atrae a el. Ese amor no puede afectar nuestros corazones sin despertar amor hacia nuestros hermanos.
Al terminar el Padrenuestro, añadir Jesus: "Porque si perdonais a los hombres sus ofensas, os perdonara tambien a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonais a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonare vuestras ofensas". El que no perdona suprime el unico conducto por el cual puede recibir la misericordia de Dios. No debemos pensar que, a menos que confiesen su culpa los que nos han hecho daño, tenemos razon para no perdonarlos. Sin duda, es su deber humillar sus corazones por el arrepentimiento y la confesion; pero hemos de tener un espiritu compasivo hacia los que han pecado contra nosotros, confiesen o no sus faltas. Por mucho que nos hayan ofendido, no debemos pensar de continuo en los agravios que hemos sufrido ni compadecernos de nosotros mismos por los daños. Asi como esperamos que Dios nos perdone nuestras ofensas, debemos perdonar a todos los que nos han hecho mal.
Pero el perdon tiene un significado mas abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que "sera amplio en perdonar", añade, como si el alcance de esa promesa fuera mas de lo que pudieramos entender: "Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehova. Como son mas altos los cielos que la tierra, asi son mis caminos mas altos que vuestros caminos, y mis pensamientos mas que vuestros pensamientos". El perdon de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenacion. No es solo el perdon por el pecado. Es tambien una redencion del pecado. Es la efusion del amor redentor que transforma el corazon. David tenia el verdadero concepto del perdon cuando ore "Crea en mi, oh Dios, un corazon limpio y renueva un espiritu recto dentro de mi". Tambien dijo: "Cuanto este lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones".
Dios se dio a si mismo en Cristo por nuestros pecados. Sufrir la muerte cruel de la cruz; llevo por nosotros el peso del pecado, "el justo por los injustos", para revelarnos su amor y atraernos hacia el. "Antes -dice- sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonaoos unos a otros, como Dios tambien os perdono a vosotros en Cristo". Dejad que more en vosotros Cristo, la Vida divina, y que por medio de vosotros revele el amor nacido en el cielo, el cual inspirara esperanza a los desesperados y traera la paz de los cielos al corazon afligido por el pecado. Cuando vamos a Dios, la primera condicion que se nos impone es que, al recibir de el misericordia, nos prestemos a revelar su gracia a otros.
Un requisito esencial para recibir e impartir el amor perdonador de Dios es conocer ese amor que nos profesa y creer en el. Satanas obra mediante todo engaño a su alcance para que no discernamos ese amor.

 Nos inducira a pensar que nuestras faltas y transgresiones han sido tan graves que el Señor no oira nuestras oraciones y que no nos bendecira ni nos salvara. No podemos ver en nosotros mismos sino flaqueza, ni cosa alguna que nos recomiende a Dios. Satanas nos dice que todo esfuerzo es inutil y que no podemos remediar nuestros defectos de caracter. Cuando tratemos de acercarnos a Dios, sugerira el enemigo: De nada vale que ores; acaso no hiciste esa maldad? Acaso no has pecado contra Dios y contra tu propia conciencia? Pero podemos decir al enemigo que "la sangre de Jesucristo. . . nos limpia de todo pecado". Cuando sentimos que hemos pecado y no podemos orar, ese es el momento de orar. Podemos estar avergonzados y profundamente humillados, pero debemos orar y creer. "Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesus vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero". El perdon, la reconciliacion con Dios, no nos llegan como recompensa de nuestras obras, ni se otorgan por meritos de hombres pecaminosos, sino que son una dadiva que se nos concede a causa de la justicia inmaculada de Cristo.
No debemos procurar reducir nuestra culpa hallandole excusas al pecado. Debemos aceptar el concepto que Dios tiene de pecado, algo muy grave en su estimacion. Solamente el Calvario puede revelar la terrible enormidad del pecado. Nuestra culpabilidad nos aplastara si tuviesemos que cargarla; pero el que no cometio pecado tomo nuestro lugar; aunque no lo merecia, llevo nuestra iniquidad. "Si confesamos nuestros pecados", Dios "es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad". Verdad gloriosa! El es justo con su propia ley, y es a la vez el justificador de todos los que creen en Jesus. "Que Dios como tu, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia".


Eres mi querido sueño,
mi bello presente,
y mi esperado futuro.

Siempre tuya.
Desde mi rincón para ti,

Tu Paloma
.



Paloma-Almalibre.
Hoy quiero caminar detrás de tus pisadas sin angustia,ni soledad,ni duda,porque cuando te sigo,el horizonte se abre y la esperanza crece dentro de mi.



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